viernes, 6 de febrero de 2009

El mercader y los camellos


Otro finde en puertas. La historia de hoy toca un tema muy personal del que seguramente todos tenemos experiencia: hay situaciones, cosas, personas,... que nos bloquean. Algunas no dependen de nosotros, pero la mayoría sí. ¿Me doy cuenta? ¿Puedo quitarlas?...

Pues nada, a pensar un poco (¡pero ojo sin pasarse demasiado :-)) y con Vds. El mercader y los camellos.

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EL MERCADER Y LOS CAMELLOS



Cuenta una historia árabe que un rico mercader salió a vender mercancías en compañía de sus servidores y con una caravana de 12 camellos.



De noche pararon en un oasis, y cuando el señor ya estaba listo para dormir, llegó su asistente y le dijo:



- Señor, tenemos un problema: Ya hemos amarrado 11 camellos pero olvidamos traer una estaca más y no sabemos que hacer con el que nos falta.



- Muy sencillo, dijo el mercader: Simula delante del animal que clavas la estaca y lo amarras a ella. El camello, que es torpe, creerá que está sujeto y se quedará quieto.



Los servidores hicieron lo que dijo su señor y se fueron a dormir. Al amanecer vieron que todos los camellos estaban en su lugar.



Fue de nuevo el asistente y le dijo al comerciante que tenían los camellos listos para partir, pero no podían poner en camino al camello número 12.



El señor les dijo que simularan desatarlo porque él creía que estaba amarrado.



Así se hizo y la caravana pudo proseguir su camino sin más contratiempos.



Y a nosotros, ¿cuántos lazos mentales nos frenan?


sábado, 31 de enero de 2009

El rey impaciente

¡¡Ya es viernes!! La historia de esta semana trata sobre lo que está más allá de lo que ven los ojos. Se suele decir que 'las apariencias engañan' y seguro que a todos nos ha pasado alguna vez. Por eso es bueno acostrumbrarse a 'ver lo que no ven los ojos' (¡qué bonito ha quedado! :-). Aunque también tiene otras lecturas. Espero que la disfrutéis y os guste.


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Hace mucho tiempo, en un reino distante, vivía un rey que no creía en la bondad de Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre se lo recordaba. En todas las situaciones decía:

- "!Rey mío, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto. El nunca se equivoca! "

Un día el rey salió a cazar junto con su súbdito, y una fiera de la jungla le atacó. El súbdito consiguió matar al animal, pero no evitó que su Majestad perdiese el dedo meñique de la mano derecha. El rey, furioso por lo que había ocurrido, y sin mostrar agradecimiento por los esfuerzos de su siervo para salvarle la vida, le preguntó a éste:

-"Y ahora, qué me dices, ¿Dios es bueno? Si Dios fuese bueno yo no hubiera sido atacado, y no hubiera perdido mi dedo."

El siervo respondió:

-"Rey mío, a pesar de todas esas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, y que quizás, perder un dedo, sea para su bien. Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! "

El rey, indignado con la respuesta del súbdito, mandó que fuese preso a la celda más oscura y más fétida del calabozo. Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente a cazar, y fue atacado esta vez por una tribu de indios que vivían en la selva. Estos indios eran temidos por todos, pues se sabía que hacían sacrificios humanos para sus dioses.

Inmediatamente después que capturaron al rey, comenzaron a preparar, llenos de júbilo, el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote indígena, al examinar a la víctima, observó furioso:

-"!Este hombre no puede ser sacrificado, pues es defectuoso!....!Le falta un dedo!"

Luego, el rey fue liberado.

Al volver al palacio, muy alegre y aliviado, liberó a su súbdito y pidió que fuera a su presencia. Al ver a su siervo, le abrazó afectuosamente diciendo:

-"!Querido, Dios fue realmente bueno conmigo! Tú debes haberte enterado que escapé justamente porque no tenía uno de mis dedos.
Pero ahora tengo una gran duda en mi corazón: si Dios es tan bueno, ¿por que permitió que estuvieses preso, tú que tanto lo defendiste?"

El siervo sonrió, y dijo: ...

-"Rey mío, si yo hubiera estado junto con usted en esa caza, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, !ya que no me falta ningún dedo! Por lo tanto, acuérdese siempre: Todo lo que Dios hace es perfecto. !El nunca se equivoca! "

viernes, 23 de enero de 2009

La Sabiduría

La historia de esta semana me encanta. Es un cuento que he narrado en algunas ocasiones.

¿Dónde radica la auténtica sabiduría? ¿Se aprende en la universidad o en la experiencia? ¿Cómo vivenciar lo cotidiano? Aquí os va. Espero que os guste tanto como a mí.



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LA SABIDURÍA



Erase una vez un anciano muy sabio. Tan sabio era que todos decían que en su cara se podía ver la sabiduría. Un buen día ese hombre sabio decidió hacer un viaje en barco, y en ese mismo viaje iba un joven estudiante. El joven estudiante era arrogante y entró en el barco dándose aires de importancia, mientras que el anciano sabio se limitó a sentarse en la proa de barco a contemplar el paisaje y ver cómo los marineros trabajaban.


Al poco el estudiante tuvo noticia de que en el barco se encontraba un hombre sabio y fue a sentarse junto a él. El anciano sabio permanecía en silencio, así que el joven estudiante decidió sacar conversación:


- ¿Ha viajado mucho usted?


A lo que el anciano respondió: - Sí .



- ¿Y ha estado usted en Damasco?


Y al instante el anciano le habló de las estrellas que se ven desde la ciudad, de los atardeceres, de las gentes y sus costumbres. Le describió los olores y ruidos del zoco y le habló de las hermosas mezquitas de la ciudad.


- Todo eso está muy bien. - dijo el estudiante - Pero... habrá estado usted estudiando en la Escuela de Astronomía.


El anciano se quedó pensativo y como si aquello no tuviese importancia le dijo: - No.


El estudiante se llevó las manos a la cabeza sin poder creer lo que estaba oyendo: - ¡Pero entonces ha perdido media vida!


Al poco rato el estudiante le volvió a preguntar: - ¿Ha estado usted en Alejandría?



Y acto seguido el anciano le empezó a hablar de la belleza de la ciudad, de su puerto y su faro. Del ambiente abarrotado de sus calles. De sus tradiciones y de otras tantas cosas.



- Sí, ya veo que ha estado usted en Alejandría -repuso el estudiante-. Pero, ¿estudió usted en la Biblioteca de Alejandría?



Una vez más el anciano se encogió de hombros y dijo: - Pues no.



De nuevo el estudiante se llevó las manos a la cabeza y dijo: - Pero cómo es posible, ¡Ha perdido usted media vida!



Al rato el anciano vio que en la otra punta del barco comenzaba a entrar agua entre las tablas. Entonces el anciano preguntó:


- Tú has estudiado en muchos sitios, ¿verdad?



Y el estudiante, orgulloso, enhebró una retahíla de escuelas, bibliotecas y lugares de sabiduría que parecía no tener fin. Cuando por fin terminó, el viejo le preguntó: -¿Y en alguno de esos lugares has aprendido natación?


El estudiante repasó las decenas de asignaturas que había cursado en los diferentes lugares, pero en ninguna de ellas estaba incluida la natación. - No. - respondió.


Entonces el anciano, arremangándose y saltando por encima de la borda, le dijo antes de tirarse al agua:


- ¡Pues has perdido la vida entera!