Es un tema que ya ha aparecido muchas veces en el blog pero pienso que es necesario seguir reflexionando sobre el mismo, pues todo lo que redunde en beneficio de la formación de la juventud es una buena inversión.
Y en este campo el profesor juega un papel importante, ya que es el referente del joven y el encargado de transmitir los conocimientos y la escala de valores esenciales para la vida.
Comparto esta semana un resumen de un artículo de Jesús Guillén titulado ¿Qué esperas de un buen profesor?, en el que esboza unas líneas generales de las cualidades que debe tener un profesor.
¡Espero que sea útil!
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¿Qué esperas de un buen profesor?
1) Conoce su materia y reflexiona sobre ella
El buen profesor conoce bien la materia que imparte y es capaz de reflexionar sobre qué es lo importante saber en esa disciplina. Ello le permite organizar las clases de forma adecuada optimizando la atención del alumno.
2) Inspira
El buen profesor es inspirador y transmite entusiasmo por lo que hace, fomentando un aprendizaje significativo. Es capaz de generar un contagio emocional en el aula que facilita un aprendizaje por imitación adecuado.
3) Da autonomía
Uno de los grandes objetivos de la educación debe ser el de fomentar la autonomía del alumno haciéndole participar en el proceso. A través de su motivación intrínseca, el alumno ha de responsabilizarse de su aprendizaje. Y para que se dé esto, en el proceso inicial, es importante despertar la curiosidad.
4) Propone retos adecuados
El buen profesor descubre y estimula las fortalezas de sus alumnos, siendo capaz de proponer retos adecuados. Para ello es imprescindible tener en cuenta los conocimientos previos del alumno y ahí desempeña un papel importante la memoria. Cada nueva idea debe construirse sobre lo que ya se conoce.
5) Fomenta la creatividad
Pero sólo con la memoria no es suficiente. Ante un futuro incierto, es fundamental enseñar estrategias que permitan un pensamiento creativo, crítico y flexible. El buen profesor sabe ceder el protagonismo al alumno suscitando procesos de investigación a través de las preguntas adecuadas y aceptando diferentes formas de resolver los problemas.
6) Acepta el error
El error forma parte del proceso de aprendizaje y ha de ser aceptado de forma natural. El cerebro, que tiende a justificar las creencias previas requiere del error para progresar; la equivocación nos permite acercarnos al éxito de una idea.
7) Tiene vocación
El buen profesor disfruta de su profesión, se responsabiliza de la misma y asume su enorme trascendencia, reflexiona sobre las prácticas educativas partiendo de la base de que el aprendizaje es un proceso complejo, se adentra en el futuro a través de una formación continua y comparte.
8) Y sobre todo, mira con afecto a sus alumnos
El alumno necesita ser reconocido. Para ello, es fundamental elogiarlo por su esfuerzo y no por sus capacidades, activándose así el sistema de recompensa cerebral asociado a la dopamina. El buen profesor interactúa de forma adecuada con el alumno, es accesible y agradable. Y sabe que la educación restringida a la transmisión de conocimientos académicos es insuficiente.
La Historia de la Semana