sábado, 3 de noviembre de 2018

La herencia de los camellos

Me ha llegado este cuento matemático que leí hace muchos años y me ha parecido curioso para incluirlo en esta historia de la semana.

¿Cómo hacer un buen reparto de una herencia de camellos cuando no corresponden unidades enteras de manera que los herederos no se peleen? ¡Hay que saber un poco de números!

Por supuesto que tiene su pequeño truco. ¿Alguien lo descubrirá? A ver...

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La herencia de los camellos

Montados en un camello en dirección a Bagdad viajaban el matemático Beremiz y un bagdalí. Cerca de un albergue de caravanas se encuentraron con tres hombres que discutían acaloradamente sobre el reparto de una herencia.


Beremiz se interesa por el problema y le explican lo que sucede:

-Somos hermanos, explica el mayor, llamado Mustafá, y a la muerte de nuestro padre hemos recibido como herencia estos 35 camellos. Según su voluntad para mí, que soy el mayor, serán la mitad de ellos; para Hamet, el hermano mediano, serán la tercera parte; y para Harim, el más joven, le corresponde la novena parte. 


Los tres aceptamos la voluntad de nuestro padre, pero no sabemos como efectuar la partición y no nos ponemos de acuerdo en el reparto. Ni la mitad de 35, ni la tercera parte ni la novena parte arrojan repartos exactos. A mí me corresponden más de 17, pero menos de 18. A Hamen más de 11 pero menos de 12, y a Harim más de 3 pero menos de 4, así que ¿cómo podemos hacer la partición?

-Muy sencillo, dijo Beremiz. Yo me comprometo a hacer un reparto justo que a todos convenga. 

Le pidió al bagdalí su camello, y aunque éste se mostró muy reacio, finalmente cedió. Beremiz entonces procede a hacer una división justa y cabal:

-A ti Mustafá te corresponden la mitad de 36, esto es 18. A ti Hamet te corresponde la tercera parte, es decir 12. Por último a Harim le corresponden 4. Ninguno podéis quejaros pues todos habéis ganado con mi reparto ya que sabíais que debíais recibir algo más de 17, de 11 y de 3 respectivamente. 

En cualquier caso 18+12+4= 34 camellos, con lo que sobran dos. Uno, el de mi amigo bagdalí, el otro me lo llevaré yo como pago por haber resuelto ventajosamente el complicado problema de la herencia. 

Y los tres hermanos mostraron su satisfacción y aceptaron gustosos el pago del camello.


 La Historia de la Semana

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