Comparto esta semana un poco de música ambiental para esos momentos necesarios de relajación. En esta ocasión es de nuevo un tema del grupo alemán Tangerine Dream, que ya ha salido varias veces por estas páginas, titulado Alaskan Summer, Verano en Alaska, de su álbum Lily in the Beach.
Editado en 1989, es un buen exponente de la música electrónica, dentro de lo que se ha llamado rock progresivo, usando teclados, guitarra y batería, que estuvo de moda en los años 70 y 80.
A lo largo de la vida siempre hay momentos buenos y momentos malos, momentos felices y momentos tristes, que no dependen de uno mismo sino de las circunstancias que le rodean.
El cuento que comparto esta semana, titulado El anillo del Rey, nos recuerda un hecho importante: siempre hay que tener confianza en uno mismo y no creerse más cuando las cosas salen bien ni menos cuando salen mal.
Y para que no se olvide lo hace con una frase que es un recordatorio bien sencillo: esto también pasará. Efectivamente todo va pasando y lo importante es actuar en conciencia para poder afrontar las vicisitudes que nos suceden. En definitiva, saber vivir con sencillez para poder afrontar los retos de la vida diaria en paz y armonía. ============= El anillo del Rey Una vez un rey citó a todos los sabios de la corte y les informó:
- He mandado hacer un precioso anillo con un diamante, con uno de los mejores orfebres de la zona. Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total. Me gustaría que ese mensaje ayude en el futuro a mis herederos y a los hijos de mis herederos. Tiene que ser pequeño, de tal forma que quepa debajo del diamante de mi anillo. Todos aquellos que escucharon los deseos del rey eran grandes sabios, eruditos que podían haber escrito grandes tratados… pero ¿pensar un mensaje que contuviera dos o tres palabras y que cupiera debajo de un diamante de un anillo? Muy difícil. Igualmente pensaron, y buscaron en sus libros de filosofía por muchas horas, sin encontrar nada en que ajustara a los deseos del poderoso rey.
El rey tenía muy próximo a él, un sirviente muy querido. Este hombre, que había sido también sirviente de su padre, y había cuidado de él cuando su madre había muerto, era tratado como la familia y gozaba del respeto de todos. El rey, por esos motivos, también lo consultó. Y éste le dijo: - No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.
- ¿Como lo sabes?, -preguntó el rey. - Durante mi larga vida en palacio me he encontrado con todo tipo de gente, y en una oportunidad me encontré con un maestro. Era un invitado de tu padre, y yo estuve a su servicio. Cuando nos dejó, yo lo acompañe hasta la puerta para despedirlo y como gesto de agradecimiento me dio este mensaje.
En ese momento el anciano escribió en un diminuto papel el mencionado mensaje. Lo dobló y se lo entregó al rey. - Pero no lo leas, -dijo. Mantenlo guardado en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida en una situación. Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y su reino se vio amenazado. El rey estaba huyendo a caballo para salvar su vida mientras sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. En un momento llegó a un lugar donde el camino se acababa, y frente a él había un precipicio y un profundo valle.
Caer por él sería fatal. No podía volver atrás, porque el enemigo le cerraba el camino. Podía escuchar el trote de los caballos, las voces, la proximidad del enemigo. Fue entonces cuando recordó lo del anillo. Sacó el papel, lo abrió y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso para el momento... Simplemente decía ESTO TAMBIEN PASARÁ. En ese momento fue consciente de que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que lo perseguían debían haberse perdido en el bosque o debían haberse equivocado de camino. Pero lo cierto es que lo rodeó un inmenso silencio. Ya no se sentía el trotar de los caballos.
El rey se sintió profundamente agradecido al sirviente y al maestro desconocido. Esas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió nuevamente su ejército y reconquistó su reinado. Ese día en que estaba victorioso, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile…y el rey se sentía muy orgulloso de sí mismo. En ese momento, nuevamente el anciano estaba a su lado y le dijo: - Apreciado rey, ha llegado el momento de que leas nuevamente el mensaje del anillo.
- ¿Qué quieres decir?, -preguntó el rey. Ahora estoy viviendo una situación de euforia, las personas celebran mi retorno, hemos vencido al enemigo. - Escucha, -dijo el anciano. Este mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último, sino también para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje... ESTO TAMBIEN PASARÁ.
Y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba. Pero el orgullo, el ego había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo malo era tan transitorio como lo bueno. Entonces el anciano le dijo: - Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de nuestra vida.
Hace unas semanas me comentó una persona que le encantaba leer decálogos sobre cualquier tema, pues da una visión resumida del estado del tema en cuestión, y que en particular le gustaban los del blog.
Así que haciendo una búsqueda rápida he comprobado que en estos años se han publicado muchos decálogos en La Historia de la Semana, y me ha parecido oportuno añadir una entrada con la colección de decálogos que han salido hasta ahora. Aquí van sin orden ni concierto, tal como me han salido en la búsqueda.
El resentimiento a causa de los celos y envidias forma, por desgracia, parte de muchas personas que no saben controlar sus emociones. Y puede llegar a ser un factor que desestabiliza y da lugar a otras emociones negativas como el odio, la venganza,... Y si no se pone un freno a tiempo crea una situación en la que todo se vuelve oscuro: se pierde la alegría y la espontaneidad, se alejan los amigos, se va aislando la persona y cayendo en la soledad,...
La historia de esta semana trata de dos hermanas pequeñas en la que una tiene éxito en el colegio y la otra no; y lo que ocurre cuando deja salir su envidia y rencor hacia ella. Se titula Hechizada, en inglés Spell Bound, y recuerda cómo el perdón y el amor es el mejor antídoto contra el rencor. Y es una buena fórmula para crecer en la amistad. Pero mejor es verlo directamente a continuación. Y con un pequeño guión al final por si se quiere utilizar en clase.
Para una dinámica en clase, se puede abrir un debate con los siguientes puntos: * ¿cuáles son las actitudes negativas? * ¿por qué se originan? * ¿cuáles son las actitudes positivas? * ¿qué efectos producen ambas? * ¿qué es preferible?
Decía San Agustín que 'hay que vivir el presente del presente', para indicar que no se puede estar añorando el pasado ni pensando en el futuro sino realizando lo que cada momento de la vida nos va deparando.
Y en ese ir viviendo intensamente el día a día es fundamental la disposición para aprender nuevas cosas e incrementar nuestra sensibilidad y desarrollo personal.
Esa es la actitud de los niños y jóvenes cuando van adquiriendo experiencia y madurez; y cuando falta es señal de que uno se ha hecho mayor, independientemente de la edad que tenga.
En la historia de esta semana comparto un texto de José María Escudero en el que nos recuerda que siempre estamos a tiempo para aprender y rectificar los errores cometidos.
Se titula Nunca es demasiado tarde, y esque realmente nunca es demasiado tarde para ser feliz, para amar, para soñar, para sonreir,... ================== Nunca es demasiado tarde
Nunca es demasiado tarde para perdonar... Aunque siempre es demasiado pronto para llegar a las manos. Nunca es demasiado tarde para sonreír... Aunque siempre es demasiado pronto para lamentarse.
Nunca es demasiado tarde para implicarse... Aunque siempre es demasiado pronto para pasar de largo.
Nunca es demasiado tarde para abrirse a los otros... Aunque siempre es demasiado pronto para cerrarse en sí mismo.
Nunca es demasiado tarde para dar el primer paso... Aunque siempre es demasiado pronto para obsesionarse con la meta.
Nunca es demasiado tarde para edificar puentes... Aunque siempre es demasiado pronto para construir muros.
Nunca es demasiado tarde para ser feliz... Aunque siempre es demasiado pronto para sentirse un desdichado.
Nunca es demasiado tarde para amar... Aunque siempre es demasiado pronto para juzgar si lo merecen.
Nunca es demasiado tarde para soñar y arriesgar... Aunque siempre es demasiado pronto para bostezar y “seguir tirando.”
Nunca es demasiado tarde para nacer a una vida nueva... Aunque siempre es demasiado pronto para seguir muriendo en vida.