Una de las actuaciones más frecuentes en los primeros campamentos que participé eran las canciones del cantautor cubano Silvio Rodríguez interpretadas por alguno de los asistentes (¡con mejor o peor fortuna pero siempre con muy buena intención!).
La que comparto esta semana, titulada Fábula de los tres hermanos, siempre me cautivó tanto por la música como por la letra.
La letra deja un poso triste pues viene a decir que hagas lo que hagas siempre vas a fracasar.
Y me ha hecho meditar bastante en este tema pues creo que lleva parte de razón. Efectivamente, si uno va por la vida mirando únicamente a sus cosas y a su interés personal lo más probable es que acabe fracasado y solitario.
Por eso la mejor mirada es la que va dirigida a ver el corazón de los demás con generosidad y espíritu de servicio.
Aquí va el video con la canción y después la letra. A ver qué os parece a vosotros!
Fábula de los tres hermanos
Silvio Rodríguez
De tres hermanos, el más grande se fue
por la vereda a descubrir y a fundar.
Y para nunca equivocarse o errar
iba despierto y bien atento
a cuanto iba a pisar.
De tanto en esta posición caminar,
ya nunca el cuello se le enderezó.
Y anduvo esclavo ya de la precaución,
y se hizo viejo queriendo ir lejos
con su corta visión.
E, e, e;
e, e, e:
ojo que no mira más allá no ayuda el pie.
U, u, u;
u, u, u,
óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.
De tres hermanos, el de en medio se fue
por la vereda a descubrir y a fundar.
Y para nunca equivocarse o errar
iba despierto y bien atento
al horizonte igual.
Pero este chico listo no podía ver
la piedra, el hoyo que vencía a su pie.
Y revolcado siempre se la pasó,
y se hizo viejo queriendo ir lejos,
a donde no llegó.
E, e, e;
e, e, e:
ojo que no mira más acá tampoco fue.
U, u, u;
u, u, u,
óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.
De tres hermanos, el pequeño partió
por la vereda a descubrir y a fundar.
Y para nunca equivocarse o errar,
una pupila llevaba arriba
y la otra en el andar.
Y caminó vereda adentro el que más
ojo en camino y ojo en lo por venir.
Y cuando vino el tiempo de resumir,
ya su mirada estaba extraviada
entre el estar y el ir.
E, e, e;
e, e, e:
ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve.
U, u, u;
u, u, u,
óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú.
La Historia de la Semana