De nuevo como cada verano toca llevar un todoterreno a la zona de acampada en Quintanabaldo para realizar las labores de abastecimiento y transportes.
En esta ocasión el trayecto es más corto que otras veces: desde La Cabrera (Madrid) hasta Quintanabaldo en Burgos. En total hay unos 300 km, y cuento con un copiloto estupendo importado de Chile: Raúl.
Aprovechando el trayecto decidimos realizar también un recorrido cultural por tierras burgalesas, así que salimos a las 9 de la mañana del domingo con el famoso Land Rover por la autopista A1 y nos dirigimos hacia Burgos capital.
En esta ocasión el trayecto es más corto que otras veces: desde La Cabrera (Madrid) hasta Quintanabaldo en Burgos. En total hay unos 300 km, y cuento con un copiloto estupendo importado de Chile: Raúl.
Aprovechando el trayecto decidimos realizar también un recorrido cultural por tierras burgalesas, así que salimos a las 9 de la mañana del domingo con el famoso Land Rover por la autopista A1 y nos dirigimos hacia Burgos capital.
La primera parada es en el puerto de Somosierra, donde tuvo lugar una famosa batalla en el año 1808 entre la caballería polaca de Napoleón y los soldados españoles (ganó Napoleón...). Allí hay una ermita poco conocida que recuerda la batalla y todos los que fallecieron en ella.
Hacia el mediodía llegamos a Burgos capital, donde una imponente estatua del Cid Campeador nos recibe a la entrada de la misma.
En Burgos hay dos visitas obligadas: la Catedral y la Cartuja de Miraflores.
Dejamos la Catedral para la tarde y nos dirigimos a la Cartuja para contemplar dos obras de arte que impresionan: el retablo del altar y la sepultura de los padres de Isabel la Católica, obra del famoso escultor Gil de Siloé.
Las fotos intentan dar una visión de los mismos, pero nada como verlo en directo.
La siguiente parada es Orbaneja del Castillo, un pequeño pueblo a la orilla del río Ebro con una cascada muy curiosa que es la atracción del lugar.
El pueblo no tendrá más de 50 habitantes, pero en verano está lleno de turistas. Hay una vista impresionante del cañón del Ebro y las esculturas naturales producto de la erosión con las tejas de las casas por debajo.
El valle es tan estrecho que muchas casas están sobre el precipicio, como la de la foto.
Y por fin llegamos a la zona del campamento y hacemos entrega del coche. Impresiona un poco ver las instalaciones vacías, y más pensando que dentro de unos días no habrá quien descanse con todos los niños corriendo sin parar por allí.
El regreso en autobús hasta Madrid se hace un poco pesado (¡llegamos pasadas las 12 de la noche!), pero aprovechamos la parada en Burgos para apreciar una vez más la hermosa catedral y rezar un poco para que todo salga bien.
Y la foto que aparece al final es del entorno donde se va a desarrollar el campamento durante los próximos días. ¡Impresionante!
¡Seguiremos informando!!
La Historia de la Semana