martes, 23 de febrero de 2010

Carmina Burana

Siendo adolescente fui a ver una película de cine de vanguardia (¡¡en las salas de Arte y Ensayo de las de aquella época -años 70-!!) y al acabar la proyección salí sólo con una idea clara: no había entendido absolutamente nada de la película pero la banda sonora me había fascinado.

Pasados unos meses descubrí que la música del film estaba inspirada en los famosos Carmina Burana del compositor alemán Carl Orff, obra clásica que consta de varias piezas corales de las que hoy selecciono la primera, que lleva por título O Fortuna. Las letras están tomadas de una colección de cantos profanos de vagabundos itinerantes centroeuropeos en los que se criticaba a todas las clases sociales de la época, desde el clero hasta la n
obleza y la corona.

Fueron escritos hacia el siglo XIII aproximadamente y están dedicados a la diosa Fortuna, la diosa romana de la suerte, simbolizada en una rueda (¡de ahí lo de la 'rueda de la fortuna'!).

He encontrado dos versiones en video interesantes: la primera es un video con imágenes impactantes de lo que puede hacer el hombre. La segunda es un video de inspiracion medieval que casa mejor con el contenido de la letra y recoge la primera parte del tema.

Como ya es habitual, la letra al final para hacernos una idea de lo que manifiesta. ¡¡Espero que lo disfrutéis tanto como yo!!

Aquí está la primera versión:




Y aquí la segunda:





Y la letra, ya traducida del latín:

O Fortuna

Oh Fortuna,
variable como la Luna,
como ella creces sin cesar o desapareces.
¡Vida detestable!
Un día, jugando,
entristeces a los débiles sentidos,
para llenarles de satisfacción al día siguiente.
La pobreza y el poder
se derriten como el hielo
ante tu presencia.
Destino monstruoso y vacío,
una rueda girando es lo que eres,
si está mal colocada

la salud es vana,
siempre puede ser disuelta, 

eclipsada y velada.
Me atormentas también en la mesa de juego.
Mi desnudez regresa:
me la trajo tu maldad.
El destino de la salud
y de la virtud están en contra mía,
es atacado y destruido
siempre en tu servicio.
En esta hora sin demora
toquen las cuerdas del corazón;
el destino derrumba al hombre fuerte
que llora conmigo por tu villanía.


viernes, 19 de febrero de 2010

10 claves para la educación de los hijos

El tema de la educación de los hijos, o de los adolescentes que están con nosotros, ya se ha tratado varias veces en el blog (aquíaquí  y aquí), pero es un tema tan interesante e importante que merece la pena volver sobre él. En esta ocasión es un resumen de un artículo del psicólogo Alfonso Aguiló que me ha parecido oportuno compartir y que se titula 10 claves para la educación de los hijos.
 
Con frecuencia nos fijamos e insistimos en cómo deberían ser los jóvenes, pero nos olvidamos de la parte que nos corresponde a los educadores: ¡cómo debemos ser nosotros!, por eso aquí van una serie de pistas para ayudar en la tarea formativa de padres y educadores.

Espero que sean de utilidad para todos los que nos dedicamos a la apasionante tarea de educar.


Las ilustraciones que lo acompañan son del pintor surrealista Yacek Yerka, ¿curiosas verdad?

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10  Claves para la educación de los hijos

1.- Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos.
Preparar a un hijo para la vida no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos. Hay que enseñarles a renunciar y a oir “no”, pero sin imponer la renuncia, señalando su razón y su necesidad. Si no se aprende de joven a decir ‘no’ a lo permitido, luego no se sabrá decir ‘no’ a lo prohibido.

2.- La cólera es nociva para la educación de los hijos.
La ira lleva a decir palabras sin pensar y a actuar irreflexivamente, y se puede lastimar, ofender y cometer injusticias. Hay que hablar con calma, pensando antes de hablar y reflexionando antes de actuar. A un corazón herido siempre le queda una cicatriz.
3.- El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar: se esconde en el fondo y nadie la ve.
Hay que ser siempre discretos, guardando en lo profundo del corazón el secreto del hijo. La confianza, una vez perdida, difícilmente se recupera.
 
4.- La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres.
Los hijos precisan más los ejemplos que las enseñanzas. No se pueden exigir virtudes y cualidades que no se viven. Con el ejemplo, los padres estarán construyendo la moral de sus hijos.

5.- La misión de los padres es orientar, amar, comprender, incentivar.
Actuar así es darle la oportunidad al hijo para que se afirme en la vida. El amor que los hijos reciben de los padres y la confianza que éstos depositan en ellos es para los jóvenes un refugio seguro en la vida.


6.- Hay que aprender a escuchar con paciencia y atención el desahogo del hijo, aunque hable en forma agresiva e irritada, pues desahogarse es una necesidad psicológica. Se evitarán así muchas discusiones, desavenencias y contrariedades.
7.- Saber escuchar en silencio es una virtud fundamental. 
Antes de contradecir, escucha, analiza y trata de comprender lo que él quiere decir. Tal vez digan muchas cosas equivocadas, pero analizándolo bien encontraremos muchas verdades entre los errores.

8.- Después de la escucha, dialoga con calma, serenidad y amor.
Apreciar y valorar lo bueno da mejores resultados que señalar y condenar de inmediato lo equivocado. Muchos padres no defienden la verdad, sino sus puntos de vista.

9.- El hijo precisa consejos y recomendaciones, pero deben ser bien dosificados, dados con amor y bondad.
Una andanada de consejos y recomendaciones irrita y satura. El exceso, en lugar de producir efectos positivos, trae resultados negativos.

10.- Recordar errores pasados y ya perdonados, desestimula y desanima.
No es agradable oír siempre la misma queja. Hay que olvidar los errores cometidos en el pasado, e incentivar el bien en el presente, valorando las buenas acciones por pequeñas que sean.

Muchos jóvenes aún no han descubierto el verdadero sentido de la vida. Viven y no saben por qué. Estamos en este mundo para amar y hacer el bien, y una vida sin amor es una vida vacía y sin sentido. Por eso, educar no es sólo combatir el mal, señalando y censurando los errores; educar es sobre todo incentivar el bien, valorando y estimulando las buenas obras.

Y recuerda: el hijo no es un adversario a combatir, sino un amigo a conquistar. Y para conquistar nada mejor que saber oír y amar.

 

miércoles, 17 de febrero de 2010

Valores del siglo XXI: ¿en qué mundo vivimos?


Es indudable que el progreso material es bueno, ¡siempre que se aplique a todos por igual, claro!

Pero a veces no va acompañado del progreso personal y espiritual que dan el toque profundamente humano a nuestro existir.


Me ha llegado esta viñeta del genial Quino que muestra de manera magistral, con su toque de inocencia, hacia donde se van dirigiendo los valores que constituyen a la persona en estos inicios del siglo XXI.

Pero nos queda el consuelo de que al menos, al igual que con la famosa aldea gala de Asterix y Obelix, un grupo de irreductibles y entusiastas idealistas seguimos intentando batallar para que lo más noble, lo más grande, lo más hermoso y lo más alto del ser humano siempre esté presente en nuestro entorno.

Aquí van estas viñetas de Quino para hacernos reflexionar un poco más.




   





















Comparto algunas cuestiones que me han hecho pensar y cavilar:

- ¿Cuál es mi escala de valores? (¡con tres es suficiente!)

- ¿Qué se destaca más en nuestro entorno, los valores o los contravalores?

- ¿Cuáles son para Quino los contravalores de meditación, humanidad, cultura, amor, honestidad, Dios? ¿Y para mí?

- ¿Qué valores observo en el entorno que me rodea?

- ¿Está la sociedad tan materializada como se apunta en la viñetas? ¿Añadiría alguna más?

- ¿Y mi entorno cotidiano?

- ¿Tenemos que educar a los niños como en las viñetas? ¿Podemos ir contra corriente?