Hace poco hablaba con un compañero sobre la importancia de la fuerza de voluntad en los estudiantes, que parece se ha perdido en los últimos años.
Antes teníamos un refrán que resumía muy bien muchas situaciones de la vida: quien algo quiere, algo le cuesta.
Pero es verdad que nuestra sociedad nos lleva muchas veces a vivir lo más cómodamente posible olvidando que el esfuerzo de superación suele recompensar con creces el trabajo invertido.
En el cuento que comparto esta semana el protagonista lo descubre de forma un poco traumática, para que tenga más impacto en el lector. Se titula El barquero y va a continuación, para recordarnos que la superación es importante en la vida.
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El barquero
Cierta vez un hombre decidió consultar a un sabio sobre sus problemas. Tras un largo viaje hasta el paraje donde aquel maestro vivía, el hombre, finalmente, pudo dar con él:
–Maestro, vengo a usted porque estoy desesperado. Todo me sale mal y no sé qué hacer para salir adelante.
El sabio le contestó:
–Puedo ayudarte con esto. ¿Sabes remar?
Un poco confundido, el hombre contestó que sí. Entonces el maestro le acompañó hasta un lago. Juntos subieron a un bote y el sabio le dijo al hombre que remase hasta el centro del lago.
–¿Va a explicarme ahora como mejorar mi vida?, dijo el hombre, advirtiendo que el anciano gozaba del viaje sin más preocupaciones.
Al llegar al centro exacto del lago, el maestro le dijo:
–Acerca tu cara al agua y dime qué ves.
El hombre se asomó por encima del pequeño bote y, tratando de no perder el equilibrio, acercó su rostro todo lo que pudo.
De repente, el anciano le empujó y cayó al agua. Al intentar salir, el anciano le sujetó impidiendo que subiera a la superficie. Desesperado, el joven manoteó, pataleó, gritó inútilmente bajo el agua.
Cuando estaba casi ahogado, el sabio le soltó y le permitió subir. Una vez en el bote, entre toses y ahogos, el hombre gritó.
–¿Está usted loco? ¿No se da cuenta que casi me ahoga?
Con el rostro tranquilo, el maestro le preguntó:
–Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?
–¡Respirar, por supuesto!
–Bien, pues cuando luches para salir adelante con la misma vehemencia con la que luchabas por respirar, entonces estarás preparado para triunfar.
La Historia de la Semana
Antes teníamos un refrán que resumía muy bien muchas situaciones de la vida: quien algo quiere, algo le cuesta.
Pero es verdad que nuestra sociedad nos lleva muchas veces a vivir lo más cómodamente posible olvidando que el esfuerzo de superación suele recompensar con creces el trabajo invertido.
En el cuento que comparto esta semana el protagonista lo descubre de forma un poco traumática, para que tenga más impacto en el lector. Se titula El barquero y va a continuación, para recordarnos que la superación es importante en la vida.
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El barquero
Cierta vez un hombre decidió consultar a un sabio sobre sus problemas. Tras un largo viaje hasta el paraje donde aquel maestro vivía, el hombre, finalmente, pudo dar con él:
–Maestro, vengo a usted porque estoy desesperado. Todo me sale mal y no sé qué hacer para salir adelante.
El sabio le contestó:
–Puedo ayudarte con esto. ¿Sabes remar?
Un poco confundido, el hombre contestó que sí. Entonces el maestro le acompañó hasta un lago. Juntos subieron a un bote y el sabio le dijo al hombre que remase hasta el centro del lago.
–¿Va a explicarme ahora como mejorar mi vida?, dijo el hombre, advirtiendo que el anciano gozaba del viaje sin más preocupaciones.
Al llegar al centro exacto del lago, el maestro le dijo:
–Acerca tu cara al agua y dime qué ves.
El hombre se asomó por encima del pequeño bote y, tratando de no perder el equilibrio, acercó su rostro todo lo que pudo.
De repente, el anciano le empujó y cayó al agua. Al intentar salir, el anciano le sujetó impidiendo que subiera a la superficie. Desesperado, el joven manoteó, pataleó, gritó inútilmente bajo el agua.
Cuando estaba casi ahogado, el sabio le soltó y le permitió subir. Una vez en el bote, entre toses y ahogos, el hombre gritó.
–¿Está usted loco? ¿No se da cuenta que casi me ahoga?
Con el rostro tranquilo, el maestro le preguntó:
–Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?
–¡Respirar, por supuesto!
–Bien, pues cuando luches para salir adelante con la misma vehemencia con la que luchabas por respirar, entonces estarás preparado para triunfar.
La Historia de la Semana