Un año más hemos llegado a las tradicionales fiestas de Navidad para celebrar el nacimiento del Niño Jesús, la encarnación del Hijo de Dios, que se hace hombre como nosotros para enseñarnos el camino que nos lleva hacia Dios.
Cada año tiene su particularidad y el que estamos dejando atrás ha venido marcado por circunstancias derivadas de la pandemia y la inestabilidad económica a nivel mundial, que ha tenido su repercusión localmente en nuestros países.
Cada año tiene su particularidad y el que estamos dejando atrás ha venido marcado por circunstancias derivadas de la pandemia y la inestabilidad económica a nivel mundial, que ha tenido su repercusión localmente en nuestros países.
Si nos fijamos en lo material vemos que hay guerras, violencia, hambre, enfermedades, ingeniería social para cambiar el orden natural,... y en este ambiente celebramos la venida de Jesús al mundo para recordarnos que otra sociedad es posible si seguimos su mensaje de amor.
Jesús es la estrella que nos guía en medio de las dificultades aportando los valores de una humanidad que trasciende lo material para abrir nuestro corazón hacia las virtudes que nos hacen más humanos: la paz, la solidaridad, la caridad,... Nos trae el regalo de la vida interior, la que llena nuestro corazón y nos hace realmente felices.
Que Jesús sea el faro de nuestras vidas en este nuevo año que vamos a comenzar y nos dé salud para afrontar con ilusión y entusiasmo los retos que se presenten en el futuro.
Y para darle gracias a Dios por el regalo de la Navidad comparto el famoso villancico Adeste Fideles interpretado por el coro Harpa Dei.