Seguramente cuando afrontamos las situaciones de la vida no nos paramos a pensar si son fáciles o difíciles, sino si me cuestan más o menos, o si me apetecen o no.
El texto que comparto este semana quiere hacer reflexionar sobre esas cosas que son muy fáciles, y por tanto se hacen de manera casi espontánea, frente a otras que nos parecen difíciles o más complicadas, pero que a la larga son mucho más beneficiosas para uno mismo y para los demás.
Por ejemplo, resulta fácil poner normas a los demás para que actúen como nos parece, pero a veces no las respetamos nosotros mismos.
Por eso me ha parecido muy instructivo este sencillo texto que viene a continuación y que refleja una madurez de comportamiento necesaria en nuestro entorno habitual.
==========Fácil es herir a quien nos ama.
Difícil es curar esa herida...
Fácil es soñar todas las noches.
Difícil es luchar por un sueño...
Fácil es exhibir la victoria.
Difícil es asumir la derrota con dignidad...
Fácil es admirar una luna llena.
Difícil es ver su otra cara...
Fácil es disfrutar la vida todos los días.
Difícil es darle el verdadero valor...
Fácil es orar todas las noches.
Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas.
Fácil es prometerle algo a alguien.
Difícil es cumplirle esa promesa...
Fácil es criticar a los demás.
Difícil es mejorar uno mismo...
Fácil es cometer errores.
Difícil es aprender de ellos...
Fácil es llorar por el amor perdido.
Difícil es cuidarlo para no perderlo...
Fácil es pensar en mejorar.
Difícil es dejar de pensarlo y realmente hacerlo...