El tema de la búsqueda de lo trascendente siempre ha estado presente en la historia y en la literatura bajo formas muy distintas.
La historia de esta semana es similar a otra que ya se publicó hace tiempo pero siempre es interesante recordarla.
En esta búsqueda del + que nos constituye, se plantea una cuestión de capital importancia: ¿cómo se enseña mejor a los demás: con la teoría o con la experiencia?
A continuación El monje y el guerrero, que espero os guste.
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El monje y el guerrero
Un guerrero de fortaleza impresionante se acercó a un pequeño y humilde monje haciéndole bruscamente una pregunta: “¿Qué puedes enseñarme de Dios y del diablo?”.
El monje contestó: “No tengo nada que decirte; hueles mal, estás sucio, tienes tu espada mal cuidada y me das verdadero asco. Aléjate de mí”.
El guerrero enrojeció de rabia, y fuera de sí, levantó su espada para fulminar al monje, que en ese momento dijo suavemente: “Eso es el diablo”.
Impresionado por la serenidad y la valentía del monje, el guerrero quedó paralizado y tembloroso, al ver que por enseñarle algo, una persona ponía así en riesgo la vida.
Entonces, bajó la cabeza y pidió perdón con humildad, aceptando lo impropio de su conducta.
Y el monje le interrumpió amablemente para decir: “Eso es Dios”.
La Historia de la Semana
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