Creo que ya lo he comentado en otras ocasiones, pero nunca está de más el repetirlo: el amor es un conjunto de detalles.
En los detalles es donde se muestra realmente la calidad de las relaciones humanas:
no es lo mismo exigir una cosa que pedirla 'por favor', no es lo mismo dar un saludo genérico que aprovechar para interesarse por la otra persona, no es lo mismo sonreir y aliviar tensiones que ser una carga,...
Así podríamos seguir con un sinfin de detalles más que tenemos continuamente al alcance de la mano en la relación con las personas que conocemos, y que son importantes no tanto por su valor material sino por lo que significan para el otro.
El cuento de esta semana se titula precisamente El detalle, y nos recuerda que un simple detalle puede convertir un hecho normal en una obra de arte.
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El detalle
El alumno, según él, había terminado el cuadro y llamó a su maestro para que lo evaluara.
Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato.
Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles.
Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá.
Cuando el maestro le regresó las pinturas al alumno, el cuadro había cambiado notablemente.
El alumno quedó asombrado: ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime.
Casi con reverencia le dijo al maestro:
"¿Cómo es posible que con unos cuantos toques que sólo son simples detalles haya cambiado tanto el cuadro?".
El maestro le contestó: "Es que en esos pequeños detalles está el arte".
La Historia de la Semana
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