viernes, 3 de junio de 2011

El guiso de lentejas

Diógenes Laercio fue un historiador griego de la filosofía clásica que vivió sobre el siglo III d.C. 

En sus escritos cuenta muchos relatos y chismes acerca de sus colegas contemporáneos, pero la historia de esta semana me ha parecido especialmente significativa y de fácil aplicación en nuestros tiempos.

Suele resultar más cómodo hacer el juego a los poderosos y adular a los que están por encima para obtener lo que interesa, que ser fieles a las propias convicciones y aceptar las consecuencias.

Esta historia de Diógenes, titulada El guiso de lentejas, trata precisamente de la adulación, y me ha parecido muy instructiva. ¡Espero que os guste!


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 El guiso de lentejas

Un día, hace muchos años, estaba  Diógenes comiendo un plato de lentejas sentado en el umbral de una casa cualquiera.

No había ningún alimento en toda Atenas más barato que el guiso de lentejas. 

Comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad.

Pasó un ministro del Emperador y le dijo:
  
-¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y adular un poco más al Emperador, no tendrías que comer lentejas.

Diógenes dejó de comer, levantó la vista y, mirando intensamente al acaudalado interlocutor, le contestó:

-¡Ay de ti, hermano! Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al Emperador.


La Historia de la Semana

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