viernes, 2 de abril de 2010

No preguntes

Es muy frecuente escuchar opiniones sobre todas las cosas, pero no lo es tanto comprometerse con ellas para resolverlas. Solemos elegir el camino más fácil que menos nos incomoda.


El texto de esta semana lleva por título No preguntes, y, ya que estamos metidos de lleno en la Semana Santa, quiere interpelarnos personalmente en ese sentido, a no quedarnos en la superficie de las cosas sino vivir un acompañamiento real, claro y práctico con las personas, de manera especial los que tengo más a mano: nuestros amigos y seres queridos.


¡Espero que os haga pensar un poco!






=====================
No preguntes

Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia.
Sino dile que, en ti, tiene un amigo.

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto.
Sino dile que tú tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.

Al que anda tambaleante por la vida no le analices

por qué no ha llegado nunca a ninguna parte...
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo
y un bastón por si llegara a necesitarlos.

Al que anda sin templo y sin oración, 
no le preguntes por qué es un descreído.
Mejor enséñale a Dios 
y mételo en el secreto de tu plegaria.


A esos que hacen un caos de su vida, 
no les preguntes qué causa su confusión.
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe 
y el fluir constante de tu serenidad.

Al que anda dolido y agotado con su cruz

no le preguntes por qué le pesa tanto.
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él.
Y ya poco a poco irá llegando la luz.

Al que se resiste a seguir y se siente vencido,

no le andes por las normas, 
las deducciones y los raciocinios.
Mejor dale la mano y dile: "¡Voy contigo!"

No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño
más asombroso que su mala suerte. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario