domingo, 5 de noviembre de 2017

Vivir feliz


Comparto esta semana una serie de consejos para vivir feliz que me han llegado y que están llenos de sentido común y sabiduría popular.

Muchas personas se complican la vida ideando grandes historias para alcanzar la felicidad cuando es mucho más sencillo encontrarla en las situaciones cotidianas cuando las afrontamos con un grado regular de madurez.

Estos consejos fueron escritos por Jackson Brown para su hijo cuando se fue de casa para estudiar en la universidad, quien los distribuyó entre sus compañeros y se hicieron tan célebres que editaron un libro con ellos.

Todos me parecen importantes, pero si tuviera que destacar alguno me quedaría con el que dice: recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche.

Aquí va un resumen de los consejos para Vivir feliz. Es un poco largo pero merece la pena leerlo.


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Vivir Feliz 

 
Observa el amanecer por lo menos una vez al año.

Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.

Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra. 


Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa. 

Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

Maneja autos que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.

Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. 


No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.

Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).

Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.

Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir. 


Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado. 

Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen. 

Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro. 


No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios. 

Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).  

Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.

Nunca confundas riqueza con éxito.
No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos. 

No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices. 

Aunque tengas una posición holgada, has que tus hijos paguen parte de sus estudios.

Has dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.


Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.

No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene. 


Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él. 

Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.

Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres. 



La Historia de la Semana

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