domingo, 16 de octubre de 2016

El escultor

Tomar una decisión en la vida implica necesariamente elegir una opción entre varias, descartando las demás.

Y de ello depende muchas veces el futuro que nos espera, por lo que hay que saber elegir bien el camino adecuado.


En la historia que comparto esta semana un escultor se encuentra en la encrucijada de decidir qué escultura saca del tronco de madera. 

Y así es nuestra situación: ¿qué escultura saco de mi vida personal?, ¿cómo elijo mi destino?... Es una decisión importante, pues la vida de cada uno es una auténtica obra de arte que vamos realizando día a día.

Esta historia se titula El escultor, y espero que os guste.
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El escultor


El escultor contemplaba un tronco de madera noble que tenía delante y, entornando los ojos, descubrió en él, como al trasluz, una talla perfecta y luego otra y otra... en un desfile interminable. 


No eran seres imaginarios, no; eran reales. Estaban allí dentro. Su oficio consistiría en rescatar a aquellas criaturas liberándolas de su prisión de madera. 

Pero al tomar la gubia se sintió totalmente paralizado. Desde el corazón de aquel tronco, millones de seres levan­taban los brazos clamando por su liberación. 

Salvar a uno era abandonar a muchos, pero no elegir era excluir a to­dos. Y ¿cómo renunciar a salvar a aquella única criatura que le era posible?...

Y sintió un estremecimiento, porque intuyó de pronto que el tronco era su propia vida; las figu­ras ocultas, los mil posibles modos de vivirla, y que él mismo debía elegir un único destino y tallarlo con sus propias manos. 



La Historia de la Semana

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