martes, 12 de junio de 2012

El poder de la palabra

Decía un antiguo poeta que las palabras tienen vida.

Efectivamente, y en ocasiones sin darnos cuenta, con las palabras somos capaces de bendecir o de maldecir, de animar o de abatir, de empujar al éxito o al fracaso, de manifestar amor o expresar odio, de perdonar o de condenar,...

Por eso es un buen ejercicio interior preguntarnos por la 'vida de nuestras palabras' cuando me dirijo a los demás: ¿qué uso hago de mi palabra?

Y si completamos el cuadro con el dicho de que 'la boca habla lo que llevamos en el corazón', tendremos una visión más completa: cuando albergo sentimientos de amor, servicio, generosidad, amistad,... mis palabras expresarán todo eso y darán realmente vida a los que están a mi lado.

Esto es lo que me ha recordado la breve historia de esta semana, que lleva por título El poder de la palabra.

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El poder de la palabra

Una palabra amable: puede suavizar las cosas.

Una palabra alegre: puede iluminar el día.

 
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.

Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.

Una palabra irresponsable: puede crear discordias.

Una palabra cruel: puede arruinar una vida.

Una palabra de resentimiento: puede causar odio.

Una palabra brutal: puede herir o matar.

¡Las palabras tienen vida!


La Historia de la Semana

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