La historia de esta semana la recibí hace un tiempo y la he guardado para una ocasión especial: ¡mi cumpleaños!, ya que me siento bastante identificado con lo que cuenta.
Es un relato del poeta y novelista brasileño Mario Andrade (1893 - 1945) titulado El valioso tiempo de los maduros, en el que expresa una concepción de la vida que va en busca de lo importante, dejando atrás las cosas superfluas que son modas pasajeras y yendo en busca de la paz y la serenidad interior.
La pena, como bien dice el texto, es que nos damos cuenta de todo esto cuando ya hemos sobrepasado la mitad de la existencia...
De todas maneras, cumplir años siempre es una excelente ocasión de dar gracias a Dios por todas las bendiciones que, sin darnos cuenta en muchas ocasiones, nos va regalando en el día a día a través de los amigos de verdad y de las personas que nos rodean.
De todas maneras, cumplir años siempre es una excelente ocasión de dar gracias a Dios por todas las bendiciones que, sin darnos cuenta en muchas ocasiones, nos va regalando en el día a día a través de los amigos de verdad y de las personas que nos rodean.
He encontrado también un video que acompaña el texto con fotos muy bonitas y fondo musical de Beethoven.
¡Espero que os guste... y os sirva!!
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El valioso tiempo de los maduros
Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y aprovechados.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, los efectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere elegida antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…”
La Historia de la Semana
Con la de reuniones de esttutos y de RRI y cosas asi que me he comido y voy aprendiendo eso mismo. Pero quiero pensar que por esas reuniones también valoro los momentos actuales. Como siempre. Muchas gracias.
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