El ritmo de vida que solemos llevar en nuestra sociedad nos conduce a estar inmersos en múltiples ocupaciones, a cual más variada. Y a veces nos damos cuenta de que no llegamos a todo lo que nos gustaría. ¿Quién no ha dicho en alguna ocasión: ¡¡es que tengo tantas cosas en la cabeza!!?
Y es muy fácil entrar en la dispersión: cuando estoy con un asunto pienso en las otras cosas que debo hacer, lo que mina nuestra efectividad. Los místicos del siglo de oro acuñaron un concepto para expresar la idea de poner orden a la dispersión interior: el recogimiento de la mente.
Todo esto me lo ha recordado la historia de esta semana, El auténtico milagro, que aunque breve y sencilla es de una gran profundidad.
¡Espero que os guste!
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El auténtico milagro
Un hombre se presentó a un sabio maestro y le dijo:
- Mi anterior maestro ha muerto y necesito un nuevo maestro al que seguir. Él era un hombre santo capaz de hacer muchos milagros. ¿Qué milagros eres tú capaz de realizar?
Y el maestro, serenamente, le respondió:
- ¡Pero eso no es ningún milagro!; yo también como y duermo -replicó el discípulo.
- ¡No! Porque cuando tú comes, piensas en mil cosas; y cuando duermes, fantaseas y sueñas cosas vanas. Yo sólo como y duermo. ¡Ese es mi milagro!
¡CUÁNTA VERDAD!
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