domingo, 2 de octubre de 2016

El rey y el arquero anciano

Siempre decimos que la experiencia es importante para afrontar las circunstancias que nos depara la vida. ¡Y es correcto!

Hay cosas que solamente se aprenden con los años, y aunque queramos transmitirlas a los más jóvenes se hace difícil que las acepten, pues tienen que experimentarlas por sí mismos.

La historia de esta semana, El rey y el arquero anciano, me ha traído a la mente la impaciencia del joven y la serenidad del anciano. Unos quieren tenerlo todo ya al instante y los otros saben hacer de la necesidad virtud para aceptar las situaciones que la vida nos va trayendo.

Esta idea está muy bien sintetizada en el proverbio de Fernando Rielo que dice: El joven es más ilusión que pensamiento; por eso necesita, más que amigos, un maestro.

Aquí va a continuación y espero que os guste.

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El rey y el arquero anciano 

Un rey quiso aprender el arte del tiro con arco.

Sus ministros convocaron a todos los campeones: los que lanzaban más flechas por minuto, los que llegaban más lejos, los que daban en el blanco con los ojos cerrados, los que cazaban pájaros en pleno vuelo, etc… Todos se jactaban de ser infalibles y ninguno erró una flecha. 


El rey consideró Maestros a esos guerreros que adornaban el real jardín con sus armas multicolores. Pero de pronto una brisa comenzó a corretear entre las hojas para hacerse cada vez más insidiosa. Volaron paños recamados, abanicos de marfil, trenzas empapadas en esencia de sándalo. ¡La juguetona serpiente se hizo ventarrón! Los arqueros cesaron sus ejercicios en espera de un tiempo más propicio.

El rey se sintió decepcionado: él quería un Maestro que no fallara nunca, aun en medio de un ciclón.

¡Le dijeron que eso era imposible!

El monarca suspendió la fiesta y cayó en un estado melancólico del que sólo pudieron sacarlo con la presentación de un séquito que lo acompañaría por el reino para ayudarlo a encontrar a tal hombre… Recorrieron las provincias sin obtener resultados, hasta que un día un campesino les dijo que conocía un arquero que no fallaba ni en medio de un huracán.

Reverente, llevó al rey a una aldea donde éste encontró a un luminoso anciano que manejaba un arco que un gigante no podría tensar. El arma brillaba, pulida por sus amorosas y arrugadas manos. Las flechas parecían joyas.

El rey le pidió su secreto y el arquero se lo dio: “¡Aún en medio de vientos furiosos, siempre doy en el blanco porque no tengo blanco! Me preocupo sólo de la flecha, la que lanzo con toda la dedicación y belleza que mi alma pueda obtener. El tiro es perfecto y, como no tengo finalidad, hacia donde quiera que lance la flecha y donde quiera que ella caiga, siempre da en el blanco.” El rey se arrodilló ante él y se hizo su discípulo.


La Historia de la Semana

domingo, 25 de septiembre de 2016

Tocata y fuga de Bach

Hace algunos años se puso de moda hacer versiones con instrumentos modernos de grandes obras de la música clásica. Y muchos grupos famosos de rock sinfónico incorporaron a su repertorio estas versiones actualizadas.

Hace unos días me llegó una versión reciente de la Tocata y Fuga de Juan Sebastian Bach que me gustó mucho y la comparto en la historia de la semana. Se trata de una versión para violín, guitarra eléctrica y orquesta compuesta por David Garret, joven violinista con una prometedora carrera.  


He encontrado un concierto en directo en el que se aprecia su maestría y buen sonido. Y también la versión clásica interpretada al órgano por el famoso Karl Richter.

Aquí va la versión en directo de David Garret extraída de un concierto en Berlin el año 2010.


Y aquí versión original al órgano interpretada por Karl Richter


La Historia de la Semana

sábado, 24 de septiembre de 2016

El sabio

Mantener los propios ideales en un ambiente hostil no es tarea fácil para nadie. Pero cuando uno es honesto consigo mismo y con los demás hay que intentarlo por todos los medios.

La historia de esta semana, titulada El hombre sabio, nos coloca en la situación de ser discriminados por nuestras ideas y cómo se puede proceder.


Desde luego, hace falta una gran dosis de idealismo y sabiduría para obrar así, pero a la larga es lo que más llena el corazón y realiza a la persona, pues da lo que tiene en su corazón. Aquí va a continuación.
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El hombre sabio

Un hombre sabio con fama de santidad llegó cierta tarde a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. 

Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad. 


Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. 

En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Uno de los hombres comentó:

- ¿Es posible que, además, sea usted sordo?   ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!

- Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene -fue la sabia respuesta del hombre santo.


La Historia de la Semana