lunes, 6 de junio de 2016

Ruta Jacobea

Del Camino de Santiago se pueden decir muchas y varias cosas, dependiendo de la motivación para realizarlo, pero hay una en la que todos los peregrinos coinciden: es un camino que deja huella.

Yo lo he realizado varias veces desde Astorga y cada vez es como si fuera la primera, pues, aunque los lugares son los mismos, las experiencias, las personas, los encuentros con los peregrinos, hacen que siempre sea algo nuevo.

 
Comparto esta semana un video de la Ruta del año pasado que realizó un gran amigo y gran compositor Andrea di Paolo, que nos acompañó durante todo el camino, aportando su toque personal. 

¡Este año de nuevo repetimos la experiencia! Entre el 12 y el 25 de julio estaremos caminando junto con otros peregrinos para dar el abrazo al Apóstol Santiago. 

Si alguien está interesado y quiere conocer más, puede visitar la página de Juventud Idente dedicada a la Ruta Jacobea. ¡Espero que os guste!


 La Historia de la Semana

martes, 31 de mayo de 2016

Convento de La Cabrera

Muchos amigos y conocidos han participado en reuniones, convivencias, retiros, ... en este lugar llamado Convento de San Antonio y San Julián, más conocido como Convento de La Cabrera.

Enclavado en la Sierra Norte de Madrid, en el municipio de La Cabrera, alberga una iglesia del siglo XI que es una verdadera joya del románico, la más antigua de la Comunidad de Madrid.



Recientemente se ha publicado un video sobre el convento hecho desde un dron logrando unas imágenes espectaculares, y es el enlace que comparto esta semana.

El lugar es único para sentir la paz y la armonía con la naturaleza, contemplando la huella de Dios en el mundo. 

He añadido otro video con imágenes de la iglesia y alrededores que también está muy logrado. Espero que os gusten.

Aquí van las imágenes aéreas desde un dron:



Y las imágenes de la iglesia y alrededores:


La Historia de la Semana

domingo, 29 de mayo de 2016

La pradera nevada

La búsqueda de la trascendencia es una constante en el ser humano desde todos los tiempos. Es la respuesta natural al ansia de ser + que llevamos dentro de nuestro corazón y que no se sacia con cualquier cosa.

Es una búsqueda que toma muchas formas, unas más afortunadas que otras. Hay quien lo identifica con la felicidad, con el bienestar, con Dios, con lo esotérico,...



El cuento que comparto esta semana, que lleva por título La pradera nevada, incide en este camino de búsqueda de Dios en el que se han embarcado muchas personas tratanto de localizar esas huellas que nos llevan a Dios y que a veces son escurridizas como la arena que se escapa entre los dedos.

El protagonista de este cuento recorre el mundo y la vida para encontrar a Dios, sin escatimar esfuerzos, hasta que encuentra la persona idónea que le indica donde encontrarlo aunque para ello tiene que convertirse en una pradera nevada... 

Pero el final, ¡mejor leerlo directamente! Aquí va a continuación.

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La pradera nevada

Un hombre quiso encontrar las huellas de Dios. Estaba convencido de que si llegaba a encontrarlas sería feliz.

Siendo joven se puso en camino. Cargó en su mochila un sinfín de proyectos, tuvo como lema el entusiasmo, su cruz del sur, y comenzó con ilusión.

Miraba siempre adelante,no perdía detalle de cuanto pasaba a su alrededor. Así recorrió aldeas, pueblos, ciudades y países, vadeó ríos, escaló montañas, y sediento y desfallecido atravesó desiertos.

Sin embargo no encontraba las huellas de Dios. Se convirtió en hombre maduro, desarrolló sus conocimientos, la capacidad de reflexión. Siguió caminando, observando, preguntando a los animales, las flores, a los pájaros y a los hombres por las huellas de Dios. Las respuestas que recibía no le satisfacían.

-No, no puede ser, tengo que seguir, seguiré buscando, lo haré con más tesón; algún día descubriré las huellas de Dios.

Ya anciano y desconsolado, una noche se perdió. Lo encontró un anacoreta, un siervo de Dios. Después que hubieron cenado una frugal colación, el anciano preguntó al caminante:

-¿Qué te trae por estas tierras, qué buscas?

Respondió el caminante:

-Busco las huellas de Dios. Esa es la meta de mi vida., por eso me hice caminante. Si las encontrara las seguiría: no inmporta adónde me llevasen. 

El anacoreta se quedó pensativo; después dijo al caminante:

-Si fueses una pradera nevada, descubrirías las huellas de Dios.

-No te entiendo anacoreta, he buscado tanto…

-Si estuvieses en silencio como una pradera nevada, comprenderías que el soplo del aire es la voz de Dios que te habla. 

Si fueses una pradera nevada descubrirías que las huellas que te marcan son los signos del amor de Dios las gracias que de continuo te manda. 

Si fueses pradera nevada te darías cuentas de que el perdón de Dios te transforma en agua de alegría y de esperanza. 

Si fueses pradera nevada habrías comprendido que las flores, los pájaros, los animales y el hombre te habrían dado una repuesta acertada: la naturaleza entera es una huella de Dios.


El caminante interrumpió al anacoreta:

-¿Como puedo ser una pradera nevada?

El anacoreta miró al caminante y sonrió, después añadió: 


-Teniendo pureza, humildad y sencillez de corazón. Mira hacia tu interior: Dios habita en ti mismo, tú eres su huella mejor.

El caminante comprendió entonces que había buscado espejismos seducido por su apariencia exterior, cuando ya lo tenía dentro de sí.


La Historia de la Semana