jueves, 31 de octubre de 2013

El niño y el tambor

Comparto esta semana un cuento al estilo clásico que me ha parecido genial.

Trata sobre un tema tan importante como es la educación del niño, y lo hace resaltando dos aspectos fundamentales: la creatividad y el éxtasis.

El buen maestro no sólo tiene en cuenta los valores que quiere transmitir, sino la forma de hacerlo para que lleguen lo mejor posible al educando. Y para ello se requiere en primer lugar educar el éxtasis del niño, esto es, aprovechar en el acto educativo la capacidad que tiene para salir de sí mismo. De ahí la importancia de los juegos en la transmisión de los valores.

Y segundo la creatividad: abrir siempre la mente a nuevos horizontes, explorando caminos nuevos con imaginación; lo que requiere apertura, sensibilidad, donación, no caer en convencionalismos,... De ahí que vaya estrechamente unida a la educacón del éxtasis.

Y sin más, a continuación, El niño y el tambor, que espero os guste tanto como a mí.
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El niño y el tambor

Érase una vez un niño que lo único que quería era tocar el tambor. Y alegremente se pasaba las horas del día aporreándolo, sin importar lo mucho que el estruendo molestara a los que estaban a su lado. 

A pesar de que sus padres intentaron hacer de todo, el niño no cejaba en su empeño, y, desesperados, los padres solicitaron la ayuda de hombres sabios que se autodenominaban maestros.

El primero de estos supuestos maestros intentó razonar con el muchacho, aduciendo que tanto ruido le dañaría los tímpanos.


El segundo decía que los tambores eran instrumentos sagrados y que solamente debían tocarse en ocasiones especiales.
El tercero repartió tapones para los oídos.
El cuarto intentó distraer al niño con libros. 


El quinto se ofreció a enseñar a los padres y a los vecinos a convivir con el ruido. 


El sexto lo introdujo en la meditación y le intentaba convencer de que el tambor era fruto de su imaginación.

Pero ninguno de estos hombres eran verdaderos maestros, y ninguno de esos remedios funcionó.

Por fin llegó el verdadero maestro. Este realizó un balance de la situación, se sentó junto al niño, le ofreció un martillo y un cincel y le dijo:

- Me pregunto qué habrá dentro del tambor. ¿Me lo enseñas?



La Historia de la Semana

miércoles, 30 de octubre de 2013

Un poco de música andina

Se me olvida frecuentemente que muchos lectores del blog provienen de América Latina, y me recuerdan, por ejemplo, que su época de vacaciones no coincide con la nuestra.

Así que he pensado dedicar una entrada especial dedicada a todos los amigos que siguen fielmente el blog desde tierras americanas. Y pienso que un poco de música andina no viene mal.

He seleccionado dos temas.  El primero del grupo peruano Yawar, buen exponente de la música andina, titulado Caminito, con un video interesante sobre caminos del mundo.

El segundo, titulado Recuerdos de Calahuayo, está interpretado por el grupo Los Incas, que colaboraron con Simon & Garfunkel en el famoso tema El Condor pasa. Casi toda su discografía se puede escuchar en este enlace. Las imágenes del video que acompaña a la música son espectaculares.

Aquí va el primer tema:



Y aquí va el segundo tema:


La Historia de la Semana

sábado, 26 de octubre de 2013

¿Cuánto pesa el vaso?

Muchas personas ocupan gran parte de su tiempo y sus pensamientos en los problemas y dificultades que van surgiendo cada día.

Por supuesto hay que afrontar todo esto, pero si no se sabe gestionar bien, se generan un montón de preocupaciones que a veces acaban convirtiéndose en auténticos y graves problemas.

¡Hay personas expertas en hacer tormentas en un vaso de agua!

El texto que comparto esta semana recuerda precisamente que cuando uno está mucho tiempo dando vueltas a las mismas preocupaciones es fácil perderse en ellas y no encontrar el mejor camino para superarlas, camino que pasa por ver la tierra desde el cielo.

Así que, como bien dice el relato, hay que tener la suficiente madurez para saber cuánto pesa el vaso, ¡y para saber soltarlo a tiempo!

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¿Cuánto pesa el vaso?

Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó: 

- ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos. El psicólogo respondió: 

- El peso absoluto no es importante: depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema; si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. 

El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.

Y continuó: 

- Las preocupaciones son como el vaso de agua: Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.

Por eso es importante saber soltar el vaso a tiempo ¡y también las preocupaciones! antes de que sean un verdadero problema.

La Historia de la Semana