La vida se nos presenta con muchas circunstancias, unas buenas, otras regulares y otras malas, circunstancias que no dependen de nosotros en la mayoría de los casos.
Ya el filósofo Ortega y Gasset señalaba aquello tan famoso del 'yo soy yo y mi circunstancia'. Pero por encima de eso, podemos añadir que 'yo soy más': más que mis circunstancias, más de lo que me acontece, más incluso que yo mismo,...
La fábula de esta semana es bien conocida y expresa la idea de no rendirse ante las adversidades, de aprovechar cada circunstancia, cada 'palada de tierra' para crecer y continuar nuesto camino hacia el ideal que nos hayamos propuesto.
Se titula El burro y el pozo y va a continuación.
===============================
El burro y el pozo
Pasaron un par de días y, al final, desesperado el hombre al no encontrar remedio para aquella desgracia, pensó que, como el pozo estaba casi seco y el burro era ya muy viejo, realmente no valía la pena sacarlo, sino que era mejor enterrarlo allí.
Pidió a unos vecinos que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a echar tierra al pozo, en medio de una gran desolación. El burro advirtió enseguida lo que estaba pasando y rebuznó entonces con mayor amargura.
Al cabo de un rato, dejaron de escucharse sus lastimeros quejidos. Los labriegos pensaron que el pobre burro debía de estar ya asfixiado y cubierto de tierra.
Entonces, el dueño se asomó al pozo, con una mirada triste y temerosa, y vio algo que le dejó asombrado. Con cada palada, el burro hacía algo muy inteligente: se sacudía la tierra y pisaba sobre ella.
Había subido ya más de dos metros y estaba bastante arriba. Lo hacía todo en completo silencio y absorto en su tarea.
Los labriegos se llenaron de ánimo y siguieron echando tierra, hasta que el burro llegó a la superficie, dio un salto y salió trotando resueltamente.
La Historia de la Semana