viernes, 28 de mayo de 2010

Decálogo de la edad

Los clásicos acuñaron el conocido Tempus fugit, "el tiempo se escapa", ¡y cuánta razón tenían!

Me ha venido a la mente esta frase porque esta semana ¡estoy de cumpleaños! ¡Nada menos que LIV! (lo pongo en romano para despistar un poco... :-)) Y cuando ya he pasado el ecuador de la vida todavía sigo pensando que me quedan tantas cosas por hacer ¡¡que no sé si me va a dar tiempo en la otra mitad!!

Así que nos tomaremos la vida con humor y alegría, haremos las cosas poco a poco poniendo en ellas todo lo mejor de nuestro corazón y disfrutaremos de verdad de los amigos que Dios nos va poniendo en el  camino de la vida.

Por eso me ha venido muy bien este Decálogo de la Edad que recomiendo a todos los que van llegando a estas alturas de la existencia...

¡Espero que os sea útil! 

PD.:  ¡Y muchas gracias de todo corazón a los que me han felicitado a lo largo de esta semana! Confieso que ha superado todas mis expectativas y he llegado a emocionarme con estas muestras de cariño. ¡¡Un millón de gracias!!

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Decálogo de la Edad



1º.- Si te levantas y no te duele nada, es que estás muerto. 

2º.- No te quejes de los achaques de hoy, mañana serán peores. 

3º.- Si te encuentras las gafas de sol en la nevera, ve al armario; tal vez encuentres en él la mantequilla. Y si te encuentras un par de libros en el armario de los platos, es posible que algunos platos ocupen el lugar de los libros en la estantería. Pero no pasa nada, esas cosas ocurren en las mejores familias cuanto más se acerca una a los sesenta. 

4º.- Trata de evitar pasear las cosas en las manos por toda la casa. Es la mejor forma de no saber nunca donde se dejan. 

5º.- Esfuérzate en realizar solo una cosa cada vez, es la mejor manera de terminarla. 

6º.- No acordarse de haber contado una cosa mil veces o de algo que te han contado cien mil, tiene sus ventajas: se puede disfrutar una y otra vez del relato como si fuera nuevo. 

7º.- Tomar los medicamentos varias veces o no tomarlos nunca es peligroso, pero venden cajitas con compartimentos por día y hora  que facilita el saber si ya se han tomado o no. 

8º.- Antes de ponerte a buscar las gafas ve al espejo y mira, seguramente las llevas puestas. 

9º.- Recuerda: es imposible cambiar canales de TV con el teléfono inalámbrico y es igualmente imposible realizar llamadas con el mando a distancia, pero si alguna vez te ocurre tampoco es el fin del mundo. Deja el mando y el teléfono y lee un libro o haz un sudoku. 
10º.- Todas estas cosas y otras de corte similar llegan tarde o temprano y hay que tomarlas con buen humor; pero si te alteran en demasía y te agrían el humor ¡¡consulta a tu médico!!

(Recopilación de Carmen Moreno)


martes, 25 de mayo de 2010

Miradas de esperanza

¡¡Ya se acercan las vacaciones!! Y es un buen momento para pensar en hacer algo distinto y salir de la rutina del curso, por ejemplo algo de Cooperación Internacional.

Este verano se cumplen 4 años que tuve la suerte de participar en un proyecto de Cooperación en Bolivia trabajando con un montón de niños y sus profesores en el campo de la educación en valores. Para mí fue una de las experiencias más bonitas que he tenido en muchos años y se lo recomiendo a todos mis amigos.

Se conocen nuevos lugares, nueva gente (¡aún conservo grandes amigos de ese viaje!) y sobre todo se aprende a valorar lo que hacemos en nuestra sociedad, en la que tenemos materialmente de todo pero no acabamos de sentirnos satisfechos con nosotros mismos.

El video que comparto esta semana es una recopilación de fotos de ese viaje centradas en un hecho que me llamó la atención: las miradas de los niños, miradas cargadas de esperanza y confianza en el futuro a pesar de las dificultades de sus vidas, acompañadas de unos proverbios de Fernando Rielo.

¡Espero que os guste y sirva para animaros a hacer cooperación!

P.D.: 1) ¡Muchas gracias a Eugenio y Juan Carlos por su inigualable ayuda con los aspectos técnicos!

2 Y si alguién está interesado en ir a colaborar y no sabe cómo, ¡me ofrezco para orientarle :-))!




Nota: para los que han participado en actividades de Juventud Idente, reconocerán enseguida la canción Amigo interpretada por el magnífico coro de Palma de Mallorca.

viernes, 21 de mayo de 2010

A mi madre le decían loca

El pasado martes se cumplieron 26 años del fallecimiento de mi madre, a causa de una enfermedad poco común conocida como Síndrome de Goodpasture, que en un breve espacio de tiempo acabó con sus defensas y no se pudo hacer nada por curarla.

Yo me encontraba lejos del domicilio familiar y cuando pude llegar ya estaba inconsciente y en coma. Han pasado muchos años, pero me ha quedado en mi corazón una pena que todavía me duele: falleció sin que le pudiera decir con palabras cuanto la quería.

Los que han seguido este blog desde sus inicios saben que no soy amigo de dar consejos no solicitados, pero en esta ocasión quisiera hacer una excepción y compartir con todos los lectores un consejo que me viene de lo más íntimo de mi corazón: no tengais reparos en decir a vuestra madre o a vuestros seres queridos cuánto los queréis. Seguramente se extrañarán y os mirarán raro, o incluso preguntarán si estáis locos, pero no os importe: cuando tengais mi edad sonreiréis y podréis decir con orgullo: un día me dijeron loco.

Por eso he escogido para compartir esta semana la poesía A mi madre le decían loca del poeta peruano Max Dextre, que expresa muy bien este sentimiento.

Un gran abrazo para todos los amigos que se acercan al blog.

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A mi madre le decían loca

A mi madre le decían loca,
pero no era loca, era profesora.
Hablaba diferente.
Decía: "Los ojos sirven para escuchar".
Yo tenía diez años de edad.


Un niño no comprende el lenguaje vertical
y pensaba que quizá mi madre era loca.
Cierta vez me armé de valor y le pregunté:
¿Con qué miramos?
Mi madre me respondió:
"Con el corazón".

Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba:
" Hoy me he puesto mi vestido de veinte años".
Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba, nada más.
¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar?
Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla.
" Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso.


Al fin pude terminar la educación primaria.
El día de la clausura llegó tarde.
Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré
porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión,
¿No ves mi vestido de Primera Comunión?".
Miré a mi madre
y no estaba vestida de Primera Comunión.

Después tuvo ese accidente fatal.
Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo:
"No tengas pena, la muerte no es para siempre" .
Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla.
Si uno muere es para siempre.


Era niño y no entendía sus palabras.
Ahora tengo cincuenta años
y recién comprendo sus enseñanzas.

Sí, madre. Podemos tener 20 años
y al día siguiente ochenta.
Todo depende de nuestro estado de ánimo.
Los ojos sirven para escuchar
porque debemos mirar con atención a quien nos habla.


Para conocer la realidad esencial de una persona,
tenemos que mirarla con el corazón.
La muerte no es para siempre,
sólo muere lo que se olvida
y a mi madre la recuerdo porque la quiero.

Ahora -en sueños platicamos-
nos reímos de su método de enseñanza.
Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo:
"He notado que te molestas
si tus amigos te dicen loco y eso no está bien.
Es natural que el hijo de una loca sea loco".

Entonces -por primera vez-
repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas,

no siempre el hijo de una loca
tiene que ser loco; a veces es poeta".


Por eso puedo decir con orgullo:
"A mi madre le decían loca,
pero no era loca, era profesora.
Me enseñó a descubrir la vida después de la muerte". 


Max Dextre