viernes, 31 de enero de 2014

El grillo y la estatua

Hubo un tiempo en que el hombre se admiraba ante las maravillas de la Naturaleza, viendo en ella la obra de Dios e interpretando los fenómenos naturales como intervenciones divinas.


La Ilustración dio paso a una visión crítica de las cosas, introduciendo el racionalismo como elemento absoluto de comparación y desterrando las explicaciones basadas en fábulas. 

Y en estos tiempos, gracias a la Ecología, estamos regresando de nuevo a destacar los valores de la Naturaleza como algo sagrado, algo por lo que merece la pena luchar para que no se degrade, como aparece en Cuida el planeta o en el estupendo video clip de Michael Jackson Earth Song.

La historia de esta semana, titulada El grillo y la estatua, quiere recordar la importancia del elemento natural frente al elaborado por el hombre, para resituar el tema en su justa medida.

Y sin más, aquí va esta perla de la sabiduría oriental.
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El grillo y la estatua

Sentado en su trono de jaspe el sabio mandarín Wang Lu dirimía los pleitos de los hombres.

-Señor -dijo uno.- Soy un artista famoso. Labré una estatuilla en mármol, preciosísima. La traía para entregarla al Emperador. Este campesino tropezó conmigo y me rompió la estatua.

-Es cierto -reconoció el otro-. Sin querer le hice perder su obra. Pero yo traía un pequeño grillo en su jaula, que me alegraba las noches con su canto. En su cólera él lo mató aplastándolo con el pie.

-He aquí mi sentencia -habló el sabio mandarín.- El campesino le pagará al artista 10 monedas por su estatua. El artista le pagará al campesino 10 mil monedas por su grillo.

-¡Pero, señor! -clamó el artista-. ¡Mi estatua era un tesoro! ¿Qué vale, en cambio, el grillo de este hombre?

-Las obras de los hombres -dijo el sabio- los hombres las pueden reponer. Pero ni tú ni el Emperador pueden hacer un grillo, que es obra de Dios.

 La Historia de la Semana

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