viernes, 15 de enero de 2010

De ángeles y amigos

Cuando era niño se hablaba bastante del angel de la guarda; hoy en cambio casi nos hemos olvidado de él. Por eso me ha gustado el texto que comparto para la historia de esta semana: la diferencia entre ángeles y amigos.

Yo estoy convencido que todos tenemos nuestro ángel de la guarda, ¡y algunos hasta tienen nombre y apellido! Seguro que a poco que pensemos lo podemos identificar; pero la pregunta que me ronda va todavía un paso más allá: ¿de quién soy yo el ángel de la guarda?

De todo esto precisamente, de ángeles y de amigos, trata la historia de hoy. Espero que os guste!


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De ángeles y amigos

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos; un amigo nos cuida por amor.



Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas; un amigo te ayuda a resolverlos.

Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar; un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías; un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías.

Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche; un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.

Un ángel en realidad es parte de tus sueños; un amigo comparte y lucha para que tus sueños sean una  realidad.

Un ángel siempre esta contigo ahí; un amigo, cuando no está contigo, también piensa en ti.

Un  ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna; un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.

Un ángel vela tu sueño; un amigo sueña contigo.

Un ángel aplaude tus triunfos; un amigo te ayuda para que triunfes.
 
Un ángel se preocupa cuando estás mal; un amigo se desvive porque estés bien.
 
Un ángel recibe una oración tuya; un amigo hace una oración por ti.



Un ángel te ayuda a sobrevivir; un amigo vive por ti.


Para un ángel, eres una misión que cumplir; para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel quisiera ser tu amigo; un amigo, sin proponérselo, también es tu ÁNGEL.

1 comentario:

María Isabel Gómez Castillo dijo...

Que linda reflexión José María. Bellísima reflexión para un amigo que siempre está ahí, guardando de cada uno de nosotros. Me siento afortunada porque tengo siempre a mi Ángel de la Guarda que cuida de mí.
Gracias.
Isabel